Por fin he comprobado que Ferrán Adriá es de carne y hueso, porque el otro día a través del cristal no lo tenía tan claro.
Volvímos al Bulli, yo por tercera vez y estaba cerrado. Cuando ya nos disponíamos a pasar por debajo de la reja para colarnos... aparece Ferrán bajando por una cuestra entre el monte. Asi que ni corta ni perezosa me puse a gritar ¡Ferraaaaaaaaaaan! y sin soltar el móvil dijo "Venga una foto", nos preguntó de dónde éramos y si nos dedicabamos a la cocina. Y se fue... como vino, con el móvil pegado a la oreja. Lástima que no quisiese hablar conmigo... tengo tantas cosas interesantes que contarle... bueno otra vez será, porque yo pienso volver hasta que vea esa cocina por dentro.
Y aquí estamos, más que emocionadas, yo tenía la cámara en la mano pero no fui capaz ni de sacarla de la funda para disparar, me quedé pegada a Ferrán.
Y después de la emoción de Ferrán volvimos a Perelada, por fin hemos comido en un sitio en este pueblo que merece la pena. Restaurante Can Sacristá. El sitio es muy bonito y coqueto y la comida muy rica.
De entrantes pedimos croquetas de marisco y carpaccio de ternera, muy buenas ambas cosas.
Y de segundo yo me pedí magret de pato con salsa de frambuesas que estaba para chuparse los dedos.
Ya solo quedan 7 días de trabajo en el Castillo de Gran Hermano y 9 días para irme a mi casita con mi gente, biennnnnnnnnn!!!!!!!!!
Besitos y un abrazo a mis batipersonas que se van por el mundo, Perú, Roma y Berlín, disfrutad chicas!
Y muchos kissies al resto que en breve volveré... con las energías renovadas, aviso.
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