Praga

Como está claro que las tecnologías se han conjurado contra mis planes de colgar un montaje muy bonito que había hecho con las mejores de Praga, he decidido poner varias fotos respresentativas, hasta que la red quiere sucumbir a mis fantásticos planes.

La Plaza de San Venceslao, de noche es preciosa, y la zona es donde se encuentran las tiendas más exclusivas de la ciudad y lo más importante, el bus que nos llevaba por la noche al hotel.

La Catedral de San Vito, incluida en el complejo del Castillo, esta es la Puerta Dorada y su torre, con más de 200 escalones, que los valientes de León subimos peldaño a peldaño y claro, pagamos las consecuencias de tal heroicidad en nuestras piernas el resto del viaje.

La fachada principal de la catedral. Toda el conjunto catedralicio está cubierto por una fina película negra. La guía nos explicó que se debía a la contaminación provocada por el carbón en la época en que se utilizaba para calentar casas y en la industria. Aunque nos resultó chocante, el aspecto que le da a la catedral es... bohemio, nunca mejor dicho. Desde luego no me la imagino limpia, creo que perdería el encanto.

Y estas son las fantásticas vistas que se ven desde una de las murallas del complejo del Casillo de Praga. La cúpula azul pertenece a la Iglesia de San Nicolás.

Uno de los lugares con más encanto para mí es el Puente de Carlos. El más antiguo de Prada, su construcción comenzó en 1357. Como se puede apreciar en la foto, estaba abarrotado de gente, de puestecitos de artesaría, músicos ambulantes. Un ambiente plénamente bohemio.

Y esta es la vista desde el Puente de Carlos hacia el Castillo de Praga y la Catedral de San Vito, con uno de los barcos que recorren en rio Moldava.

Como en todos los sitios pintorescos, simpre hay una leyenda o tradición. Había que tocar con la mano izquierda estos relieves y pedir un deseo, que por supuesto no hay que contar para que se cumpla. Estos relieves están colocado en el pie de la estatura de San Juan Nepomuceno, el patrón de Bohemia.

Esta es la Plaza de la Ciudad Vieja, donde se puede apreciar el maravilloso Reloj Astronómico. En las horas en punto se ven a los Doce Apóstoles pasar a través de las ventanas de la parte superior. A ambos lados del reloj se ven 4 figura, he leído que representan 4 alegorías: Vanidad, Avaricia, Muerte y Lujiria.

Y si el Puente de Carlos me pareció un lugar con encanto, sin duda el que más me impactó fue el Cementerio Judío de Praga, con más de 12.000 lápidas y donde ya no se entierra a nadie desde 1787. Como no había sitio suficiente se iban echando capas de tierra sobre las tumbas más antiguas para seguir colocando más encima. La verdad es que resultó muy emocionante ver un monton de notas sobre las tumbas con mensajes, la mayoría en recuerdo de los fallecidos en el Holocausto Judío durante la II Guerra Mundial.

Esta es la tumba más antigua del cementerio, pertenece a Avigdor Karo, un poeta judío, fallecido en 1439.

Dentro de una de las sinagogas que visitamos, estaban impresos sobre la pared los nombres, apellidos y fechas de nacimientos y defuciones de los judíos asesinados durante el Holocausto por los nazis. La verdad es que ponía los pelos de punta.

Esta es una de las sinagogas que visitamos. La más bonita, declarada por ellos mismos es la Sinagoga Española, pero estaba prohibido hacer fotos en el interior y yo cumplí las reglas a rajatabla.

Gastronomía Checa

Por supuesto no podía faltar una mención a la comida de Praga, para eso somos estudiantes de cocina, teníamos que catarla en condiciones. Este fue para mí el mejor sitio, tanto nos gustó que repetimos. Se lo recomiendo a quien piense viajar a esta ciudad.

Cordero al romero, con patatas y espinacas, bueníiiisimo.


El famoso Jamón de Praga, un codillo asado con salsa de mostaza, otra de ápio y ensalada. Delicioso.

La última noche para celebrar nuestra estancia en Praga fuimos a una cervecería tradicional donde fabrican su propia cerveza. Y nos pedimos una Boda Bohemia... como esta.

Y este es el plato que me correspondió en "mi" boda. Pato, que lo cocinan entre "muy bueno y excelente", sajonia, salchica, pan con bacon y la famosa col fermentada con vinagre a la que me volví adicta, ¡necesito esa receta ya!


Por supuesto no podían faltar nuestras salidas nocturnas por la ciudad, que dieron para mucho. Aquí se puede apreciar que los tranvías de Praga van volando.

Estuvimos en un Club de Jazz y vimos un espectáculo de bossanova fantástico. También fuimos a una obra de Teatro Negro, una versión de Alicia en el País de las Maravillas, pero tampoco se podían hacer ni fotos ni grabar, os tendréis que conformar con que os diga que fue precioso.

Por supuesto no dejamos de probar las cerezas en cada sitio al que fuimos, riquísimas.

Y tampoco las famosas salchichas checas, que vendían en puestos de la calle. Unos tuvieron más suerte que otros con la elección, porque Ruth y yo las elegimos picantes y estuvimos toda la noche arrepentidas de nuestra elección...

Y esta es una de mis fotos favoritas de la excursión, con mi Rey, el más divertido, el más simpático, el más bailarín y el más noble entre los nobles, por supuesto.

Un viaje genial en una compañía genial... ¿qué más se puede pedir?

Kissy kissy de vuestra Peggy Berza Fermentada